Train to Busan

Sinopsis:

 

Una planta de biotecnología sufre un accidente y se producirá una fuga cuantiosa de productos químicos, que se extenderán con bastante rapidez convirtiendo a gran parte de la población de Corea del Sur en zombies. La aventura comenzará junto a un oficinista adicto al trabajo y divorciado, que llevará a su hija a Busan para ver a su madre como regalo de cumpleaños.

 

 

 

 

Opinión:

 

Sé que llego un pelín tarde y el boom por esta película pasó ya hace unos años pero... ¡mejor tarde que nunca! El cuerpo tiene que pedirme zombies para ver algo de esta temática y creo que este año era el momento adecuado para lanzarme sin mirar atrás.

 

En conjunto, me ha parecido muy buena película. Como he dicho ya en otras ocasiones, las producciones con muertos vivientes suelen dejarme igual que si no las hubiera visto; a parte de provocarme somnolencia. Más que nada, porque no suele haber mucha variedad de circunstancias, tienen tramas flojillas (¡no siempre!, como en este caso) y los zombies... pues siempre van a lo mismo de siempre: dar bocados a diestro y siniestro a todo lo que se mueva. Pero es admirable que, sucediendo la acción la mayor parte en el interior de un tren, con el consecuente poco espacio y estrecheces que suele haber en ellos, se consiga mantener a la audiencia tan espectante hasta los últimos segundos de metraje. Además, cuenta con personajes muy humanos con una evolución magistral, con todo lo que eso conlleva, y con una inmensa cantidad de situaciones muy estresantes, terroríficas y dispares que sufrirá el grupo protagonista en cada vagón y estación. Y de forma original, nada menos, ¡como tiene que ser! Que el ingenio es crucial para poder despistar a los zombies, aunque sea por unos segundos. De ello dependerá la supervivencia de cada uno en el 100% de los casos.

 

En definitiva... Train to Busan me dejó muy buen sabor de boca. Más, incluso, que otras películas y/o series con temática similar vistas hace tiempo. Poco más puedo decir, a parte de que se me pasó el tiempo volando y me sentía una pasajera más de ese maldito tren.

 

Por cierto, si no recuerdo mal, hay una segunda película llamada Península; pero no me planteo verla por el momento. Quizás más adelante le dé una oportunidad.