Sinopsis:
El afamado cosmólogo Qing Ming, junto a su amigo Bo Ya, viven en un mundo místico en el que coexisten humanos y seres sobrenaturales. Ambos se dedicarán a resolver extraños casos que se les presentarán a lo largo de la historia y, uno de ellos, les hará descubrir un grave secreto que pondrá en peligro a la humanidad si no cuidan sus acciones.
Opinión:
Nos encontramos ante una versión china bastante libre de la historia de Onmyoji: The Yin-Yang Master. Como es normal, habrá más seres de su mitología en vez de espíritus o yokai, que pertenecen a la japonesa. Aunque, a fin de cuentas, son casi lo mismo... A tremenda fantasía, además, hay que añadirle escenarios, CGI y vestuario fabulosos (como casi siempre, prácticamente, y yo me sigo quedando embobada con estos detalles) y acción y aventura que no darán tregua alguna en la hora y media que dura. Es puro wuxia de toda la vida.
Para mi, fue una buena película. Me resultó muy entretenida, tiene un cast estupendo y ocurren sucesos trepidantes que harán que el tiempo se pase volando. Nuestros protagonistas os sacarán alguna sonrisilla también. Mi consejo es que, si conocéis la versión japonesa (o si habéis leído la saga de novelas), vayáis con la mente abierta y disfrutéis porque es algo un tanto distinto pero que, en esencia, los pesonajes hacen prácticamente lo mismo: Qing Ming y Bo Ya luchan contra monstruos mitológicos y sus personalidades y relación, en ambas adaptaciones, son muy parecidas; por no decir iguales. Aunque aquí está adaptado a su cultura, claro está.
Resumiendo... Si estáis acostumbrados a las producciones sobre la China ancestral, ¡no os podéis perder Quing Ya Ji! Como dije, la disfruté mucho y estoy segura que los amantes del género también lo harán. No se nota nada que me encantan las películas y series de asiáticos inmortales, ¿verdad? Si no sabéis dónde encontrarla, a día de hoy, sigue en Netflix.
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