V Estepongo!

Tras año y medio sin poder asistir a ningún evento devido a la situación que llevamos arrastrando desde 2020, por fin, el pasado fin de semana se pudo realizar el V Estepongo! Y, obviamente, asistí con muchísima ilusión. No solo porque hubiera ganas ya de frikear mucho (con cabeza, eso sí), sino porque también me iba a reencontrar con Ritsuka-chan y n_Rascoon, que hacía también un montón que no nos juntábamos ♥ Este año, cosa rara, el evento se celebró en la Caseta Municipal en vez de en el Palacio de Congresos. Fue una fusión friki-flamenco/K-Pop muy curiosa. Pero claro, el Ayto. había programado otra actividad diferente por la tarde-noche, así que se trasladó.

 

 

Como ya se sabía, la jornada se presentó lluviosa, pero no hizo mucho frío y el lugar estaba bajo techo. Hubiera sido fantástico que el solazo y calor que tuvimos tres días antes por estas tierras se hubiera estirado un poquito más... Aún así, los ánimos estaban a tope y atención, que se viene la anéctoda tradicional que nunca puede faltar cuando voy a algún Salón: cuando llegué casi a las puertas de la caseta, me di cuenta de que la suela de una bota se había ido a tomar por saco, por lo que volví a casa a ponerme otras. Cuando bajé al coche para regresar al mundo frikicillo... ¡Oh, sorpresa! ¡Otra puñetera suela que quedaba atrás! Y allá que fuí de nuevo al hogar y, ya, tras tanto sufrimiento, pude irme y comprar la tan deseada entrada que me permitiría adentrarme en el EsteponGo! Llevo asistiendo a Salones Manga desde el 2005 y siempre, siempre, siempre tengo alguna aventura. Eso sí, con la broma, llegué a media mañana.

En fin, milagro obrado y dentro ya, busqué a mis chicas y dimos una vuelta por el recinto. Como era un poco más pequeño, había menos tiendas (no había ni un manga T_T) que otros años, pero sí que encontré bastantes stands de artistas. Se me iban los ojos tras tantas ilustraciones, llaveros y pegatinas tan preciosísimas. Por mi parte, me traje un marcapáginas imantado de la Reina Serenity por It's Looovely y un sobrecito sorpresa que contenía un mini-boli que se encoge en una cápsula de otra de las tiendas. Muy apañado, por cierto. Y enamorada estoy del marcapáginas. Ya sabéis lo muy fan que soy de Sailor Moon desde el comienzo de los tiempos.

 

 

 

De entre las actividades que había organizadas, estuvimos viendo la charla del locutor David Sampalo (interesantísimo), el concurso de K-Pop (geniales, como siempre, y tienen toda mi admiración) y la Pasarela Cosplay. Este año ha sido toda una alegría ver que había más cosplayers tanto paseándose como participando. A ver si la próxima vez hace mejor día y me animo yo también, que tengo ganas de ponerme alguno o de hacerme uno de tantos trajes soñados.

 

Hubo muy, muy buen rollo en general durante todo el sabadete y no sabéis lo mucho que eso alegra a este viejo corazón. Solo pude ir un día, pero estuvo aprovechado al 100%. Me hubiera gustado asistir el domingo, pero estaba absolutamente destruída y tenía agujetas hasta en el alma. Pero ¡seguimos!, que todavía tengo cositas por contar y enseñar.

 

 

Había una exposición dedicada a Harry Potter, un pequeño karaoke (no canté, que ya llovía bastante), actividades de softkombat, videojuegos, ludoteca y también tuvimos por allí a la Legión 501 y al coche fántastico, Kitt, que molaba lo más grande y estaba firmado por el mismísimo David Hasselhoff. Nos animamos a probar suerte con el tiro con arco. En mi momento Tauriel, a pesar de que mis ojos de elfa veían perfectamente el objetivo a abatir, tengo que admitir que mi puntería es pésima y que solo rocé la manga de la armadura a la que se supone debía disparar. Aún así, buena experiencia.

Resumiendo... Me lo pasé de fábula, aunque este año fuera un poco más pequeño; aunque, como siempre digo, lo más importante es la compañía de lujo que tuve el placer de tener, el ambiente y las buenas vibras que había en cada sección y actividad. No me queda más que dar las gracias a los organizadores por traernos, un año más, un evento tan bonito y animado a estas tierras. Ahora solo queda esperar al siguiente, claro está, con las mismas ganas de siempre.